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Actualmente cuando vamos a mudarnos es obligatorio que la vivienda a la que nos mudamos posea un certificado energético para alquiler. Lo mismo pasa para los casos de compra-venta (es el mismo certificado para ambos casos).
Se trata de un documento oficial que ha de ser redactado por un técnico competente en la materia y que define las características del inmueble desde el punto de vista energético.
Lo que hace este certificado es calificar energéticamente la vivienda, determinando que energía va a ser necesaria consumir para solventar la demanda energética que hará la vivienda en un año. Tiene en cuenta todos los sistemas de refrigeración, ventilación, calefacción, producción de agua caliente e iluminación.
Una vez determinado dicho consumo, se emite una etiqueta energética que es la que califica a la vivienda. Las posibles calificaciones son siete, y van de la letra A (la mejor calificación) a la letra G (la peor). Esta calificación resulta imprescindible para el propietario que quiere alquilar o vender un inmueble.
Cuando el informe observa deficiencias desde el punto de vista energético, el técnico hará unas recomendaciones con propuestas de mejora energética de la vivienda, clasificadas según su viabilidad técnica, funcional y económica, así como la repercusión que tendrá en en consumo energético. La ejecución de esas medidas son de carácter voluntario para el propietario. Con ellas conseguirá mejorar sus calificación energética, algo que cada vez va a ser mas determinante para aquellas personas que buscan comprar o alquilar una vivienda, ya que influirá directamente en el consumo y por lo tanto en el gasto en energía que tendrán que afrontar mientras vivan en esa vivienda. Por lo tanto, igual que cuando vemos un piso nos fijamos en la luminosidad, los posibles ruidos o la ubicación, también conviene que tengamos en cuenta el certificado energético para alquiler o venta antes de tomar una decisión.